IU Y EL ANTICOMUNISMO ATÁVICO (I)

Lo cierto es que el nombre, Izquierda Unida, nunca fue afortunado, siempre dio lugar al chiste que estos días hacen hasta la saciedad desde Fede hasta Buenafuente (lo que no dice nada bueno de ninguno de los dos). El traído y llevado chiste se hace tristemente realidad, justo ahora que llegábamos a la era de Acuario y la nueva espiritualidad del mono cabrón (Homo Sapiens Sapiens) nos abría un horizonte de votos por un mundo mejor y más sostenible, mecachis en la mar!!!En fins, se me adelantó Llamazares por los pelos en esto del diagnóstico de lo que le ocurre a IU, pero lo vamos a intentar. Es un conjunto tal de elementos en contra, que verdaderamente lo fácil sería abandonar el proyecto definitivamente y convierte en un titán al que deba afrontar el futuro próximo.Veamos.Por una parte están los elementos internos, muy conocidos, y que podemos resumir en la falta de liderazgo interno de Llamazares dentro de la formación debido a la lucha entre comunistas y no comunistas. Desde fuera se ve al pobre Llamazares como en una olla a punto de ser devorado por caníbales asilvestrados blandiendo la hoz y el martillo. La realidad no es exactamente así. Por ejemplo aquí en Aragón las candidaturas de IU estaban llenas de militantes y cargos del PCA-PCE. Y la militancia del PCE ha hecho campaña por IU siempre. Así que las cosas tienen muchos y aburridos matices en los que no vamos a entrar. Las luchas intestinas forman parte de la idiosincrasia de cualquier formación compuesta por mamíferos superiores y primates, que es de donde procedemos todos, y especialmente los partidos políticos. Véase a Jordi Sevilla en el SOE de Castellón, o las corriente pro y anti Rajoy que se consolidan en el PP. Lo que ocurre es que si los "protas" son presuntos comunistas, aquello de luz y taquígrafos se sobredimensiona, la prensa encuentra material para repetir tópicos que vienen del periodo de entreguerras del siglo XX. Tela. Así, siempre se habla de "purgas" al referirse al desbancamiento de alguien en el seno del PCE o IU. Cuando el mismo fenómeno ocurre en otros partidos, se habla en términos menos siniestros. Sólo hay que ojear un poco los titulares de la prensa para ver lo que comentamos.Volviendo al tema, Llamazares no contaba con el apoyo de toda la formación, lo que supone ya un lastre importante en un contexto electoral.Y su carisma fuera de la formación es casi como el interno: nulo. Y no podemos abstraernos de que aunque una minoría de votantes no tienen en cuenta la imagen o la proyección mediática de un candidato, sino que se fijan en el proyecto político, hay un importante núcleo de votantes que se mueve más por impulsos carismáticos a la hora de votar. Dicen que por eso ZP se merendó a Rajoy en los debates bipartidistas.Llamazares ha sido tratado, en los cuatro años de legislatura como un elemento simpático e inofensivo, especialmente citado por los medios afines al gobierno cuando sus declaraciones reforzaban alguna idea-fuerza de ZP contra el PP, y bastante menos citado cuando criticaba la postura del gobierno ante otros asuntos. Esto no ha ayudado a IU a ser vista desde fuera como una alternativa real de voto. Cierto es que ha hecho seguidismo de muchas de las cosas que proponía el gobierno, como los últimos presupuestos generales, bastante poco sociales para los gustos de los potenciales apoyos de IU. Pero si el seguidismo fuese una realidad, su campaña electoral, la mera existencia de IU, no tendría sentido.Otros factores a destacar ya están suficientemente desarrollados en otras entradas de este blog, como la de JL referida a la naturaleza intrinsecamente perversa de nuestro sistema electoral, que hace que la palabra "Democracia" o la expresión "Un hombre, un voto" sean una utopía a día de hoy. No se puede luchar contra los elementos, y éste es capital. 30 años después podemos decir que a punto ha estado de ocurrir aquello para lo que se diseñó: la eliminación del voto comunista, o de izquierda transformadora, de nuestro panorama político.Y ahí llegamos al quid de la cuestión, y es el anticomunismo cultural y visceral que anida en la sociedad española, una sociedad sometida al cadalso de una guerra civil y una dura posguerra en manos del fascismo vencedor que cultivó ese anticomunismo como parte de la identidad colectiva de los españoles, y argumento de venta posterior a 1945 del Centinela de Occidente para ser bien recibido por el mundo libre tras la derrota del Eje, con efectos visibles hoy todavía.